Red Palante!

libertad para los presos políticos y sociales * cárcel para los fascistas, mafiosos y violadores
 

Informe especial
Mirada sobre los presos políticos del fascismo colombiano

por Amigos de la Paz en Colombia y en el Mundo
Febrero-marzo de 2006

3. Extrema peligrosidad para la sociedad norteamericana

Pero los presos políticos colombianos no están siempre en las mazmorras de su tierra...

Una nueva modalidad se aplicó en Colombia, donde la melodía alegre y bullanguera de la cumbia y el vallenato se entremezclan con los llantos de dolor, creando un nuevo son entremezclado con la angustia y la impotencia que anega de broncas y mil porqués sin respuestas.

Por si fueran pocos todos los signos de sometimiento al imperio demostrados por el gobierno de ese pueblo herido, cuya sangre salpica las geografías del mundo vecino, nació uno nuevo: la extradición.

Aislado como si fuera una bestia salvaje, en una celda de 1,50 metros, con sólo una cama de hierro, un colchón, un lavamanos y un inodoro, sin posibilidad de visitas, ni lectura, ni acceso a llamada alguna, Simón Trinidad pasa sus días en una cárcel del país que hoy pretende ser el gendarme del mundo.

Simón no puede ni intuir qué hora está viviendo: una permanente luz blanca ilumina las 24 horas de sus días dentro de la hermética jaula donde lo tienen prisionero.

Apresado cuando se encontraba en Ecuador realizándose un control médico por una vieja dolencia, Simón es uno de los representantes del movimiento insurgente conocido como FARC-EP. Hoy denominado narcoterrorista.

¿Y quiénes lo llaman así? Nada menos que los mismos vinculados con un cartel de la droga y sus socios mayores, los más grandes compradores de droga del mundo, hablamos del paladín de la democracia: el imperio de Norteamérica.

Simón puede bañarse encadenado de pies y manos. Un pesado candado de hierro impide siquiera la fantasía de escape y su aseo se produce únicamente cada cinco días. Tiene permiso para responder el llamado de sus abogados, media hora, vía telefónica.

No tiene acceso a esparcimiento alguno y en las mismas condiciones suyas se encuentran otros prisioneros en las 20 celdas de máxima seguridad que existen en el pabellón donde se encuentra, sin contacto unos con otros, sin siquiera ver el sol. “Casualmente”, el resto de los prisioneros allí son de raza negra… No hay norteamericanos blancos peligrosos en esa cárcel del imperio, sólo transgreden las leyes los estadounidenses negros, es un detalle nomás… igual que si agregamos que los guardianes carcelarios también pertenecen a esa raza.

Rompen el silencio dañino del lugar las tristes letanías de algún versículo de la Biblia o enseñanzas del Corán, emitidas desde el corazón –-casualmente también tienen-- de esos “terroristas”.

El “peligroso narcoterrorista” Simón, “goza” de vigilancia reforzada. Si lo llevan a consulta médica va acompañado por tres guardias fuertemente armados y el consultorio es despejado inmediatamente, no sea que contagie por aproximación.

Pero no siempre es tan dura la vida de Simón en la prisión, algunas veces le prestan un libro de inglés básico para que se instruya, para que matice con educación sus ratos allí, aunque lamentablemente aún no le han devuelto sus gafas con lo cual no puede disfrutar de la atención del préstamo.

Desde el 31 de diciembre de 2004, Simón pasó a ser un “habitante” más del país de las maravillas. No lo juzga la justicia de su tierra, desde donde exportó sus cargos de “narcotráfico, toma de rehenes y terrorismo”, que los dos fiscales que lo someterán a juicio se esfuerzan por comprobar.

El 5 de enero de 2005, en una nueva instancia en la Corte, Simón pudo escuchar cómo habían sido ampliados los cargos en su contra. Los fiscales advirtieron que el detenido es un hombre de extrema peligrosidad para la sociedad norteamericana (¡!) dado que es el jefe, dijeron, de una organización terrorista y traficante de droga por toneladas. Pero en realidad pesa sobre Simón, el presunto envío de cinco kilos de cocaína a los Estados Unidos.

En la tercera audiencia el juez ordenó el estudio de “toma de rehenes”. Ante las pruebas presentadas por los fiscales, el juez aplazó el caso por seis meses. Nadie sabe cuanto representan seis meses para los jueces norteamericanos, Simón espera aún que acaben de cumplirse…

En Colombia y en caso de poder volver algún día, deberá enfrentarse con otros 96 procesos penales, uno de ellos por el robo de un caballo. Seguramente argumentarán que el terrorista planeaba estallar al equino contra alguna torre…

El Consejo de la Judicatura dispuso que Simón Trinidad deberá ser puesto al tanto en Estados Unidos de todo lo que suceda contra él en Colombia, y cuando deba comparecer en juicio las autoridades deberán utilizar medios electrónicos o audiovisuales para escucharlo. ¡Hasta donde llega la tecnología!

Es importante aclarar que aún hoy, las pruebas contra Simón para condenarlo en los EU no son suficientes, resultan extremadamente frágiles. Por ello el gobierno y la fiscalía colombianos, ante la posibilidad de que fuera devuelto a Colombia, trataron desesperadamente de presionar a otra presa política: Anayibe Rojas Valderrama, ‘Sonia’.

Hija de un hogar pobre de Colombia, con educación primaria incompleta, ya que sólo tuvo posibilidad de asistir a la escuela hasta el segundo grado, es oriunda de un lugar apartado, sin presencia del estado. Allí no tenía siquiera posibilidad de trabajo, igual que el resto de los habitantes de ese empobrecido lugar, mucho menos atención médica.

Ingresa en las filas del movimiento al igual que otros muchachos y muchachas que sufren el olvido de un estado que les niega las posibilidades mínimas de vida. Sonia es capturada mientras realizaba unos encargos de la organización. Trasladada a Bogotá, fue interrogada en la Fiscalía, a los tres días de permanecer allí llegaron personas que se identificaron como de la embajada norteamericana. Los acompañaba una traductora ya que no hablaban español. Sonia era instada a “hablar” sobre lo que sabía, a la vez que era amenazada con que si negaba colaboración, ¡sería extraditada a los EU!

Por otra parte no dejaban de hacerle saber que sus propios compañeros habrían de matarla y que ya habían comenzado su búsqueda.

Ante la negativa de la revolucionaria frente a preguntas que aseguraba desconocer, le ofrecieron un pacto de colaboración, mediante el cual Sonia y su familia serían protegidas en EU, donde podría “comenzar una nueva vida”.

Pero todo indica que también en las cárceles colombianas se producen secuestros. Antes de concluir el año 2004, Sonia fue desaparecida durante varios días. Luego se supo que la habían trasladado a un buque de guerra para ser interrogada por agentes de la DEA. De la cárcel del Buen Pastor, al buque por ser una opositora al régimen de miseria y abandono en el que sumergieron a su pueblo.

Pero no termina allí el tour del terror a que fue sometida esta mujer colombiana. El 9 de marzo de 2005, a las 15:25, Sonia fue entregada a las autoridades norteamericanas de la DEA. El presidente Álvaro Uribe Vélez autorizó la extradición solicitada por un tribunal de Washington.

Ingresó en una cárcel norteamericana donde transcurre las 24 horas del día en una celda, con permiso para bañarse una vez por semana. No puede ser visitada por nadie, tampoco puede expresarse ya que en ese penal no hay quien hable español.

Fue extraditada por solicitud de la Corte Federal del Distrito de Columbia y debe responder por cargos de terrorismo y narcotráfico. Desde Colombia ofrecieron pagar los servicios de un abogado, pero ese derecho también le fue negado. Washington establece que su defensa será realizada por un defensor público.

Según afirmaron fuentes cercanas al proceso, el permiso no se expide dada la imposibilidad que existe para corroborar si los fondos que se utilizarían para su defensa, son de origen lícito.

Esta situación, sumada al pedido que realizó Sonia, acerca de que el abogado que la represente mínimamente hable español demoró aproximadamente un mes el inicio del caso.

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