VIII. El nexo entre el trabajo legal y el trabajo ilegal

Tomado de: "Tesis sobre la estructura, los métodos y la acción de los partidos comunistas", en Tesis, manifiestos y resoluciones del tercer congreso de la Internacional Comunista (Moscú 22 junio a 12 de julio de 1921) Versión castellana traducida del francés, publicada por Pasado y Presente, Argentina, 1973.

53. En la vida diaria de un partido comunista pueden producirse, según las diferentes fases de la revolución, variaciones funcionales. Pero, en el fondo, no existe diferencia esencial en la estructura que deben esforzarse por lograr un partido legal y un partido ¡legal.

El partido debe estar organizado de tal modo que pueda adaptarse rápidamente a las modificaciones de las condiciones de la lucha.

El partido comunista debe convertirse en una organización de combate capaz, por una parte, de evitar en campo abierto a un enemigo con fuerzas superiores concentradas en un punto y, por otra parte, de utilizar las dificultades con que tropieza ese enemigo para atacarlo donde menos lo espera. Constituiría un error muy grande el prepararse exclusivamente para las sublevaciones y los combates callejeros o para los períodos de mayor opresión. Los comunistas deben realizar su trabajo revolucionario preparatorio en todas las situaciones y estar siempre dispuestos a la lucha, pues con frecuencia es casi imposible prever la alternancia de los períodos de despertar y de letargo. No se puede aprovechar esta previsión para reorganizar el partido porque el cambio suele ser demasiado rápido y se produce sorpresivamente.

54. Los partidos comunistas legales de los países capitalistas en general aún no han tomado suficientemente como tarea esta preparación para los levantamientos revolucionarios, los combates armados y en general la lucha ilegal. Con demasiada frecuencia se construye la organización del partido con vistas a una acción legal prolongada y de acuerdo con las exigencias de las tareas legales cotidianas.

En los partidos ilegales, por el contrario, a menudo tampoco se comprende lo suficiente que es preciso utilizar las posibilidades de la acción legal y organizar el partido de tal modo que esté en contacto directo con las masas revolucionarias. Los esfuerzos del partido tienden a convertirse en un trabajo de Sísifo o en una conspiración impotente.

Esos dos errores, tanto el del partido ilegal como el del partido legal, son graves. Un partido comunista legal debe saber prepararse, del modo más enérgico, para las exigencias de una actividad clandestina y en particular estar armado en espera de levantamientos revolucionarios. Y por otra parte, un partido comunista ilegal debe saber utilizar todas las posibilidades del movimiento obrero legal para convertirse, mediante un trabajo político intensivo, en el organizador y el verdadero guía de las grandes masas revolucionarias. La dirección del trabajo legal y del trabajo ilegal debe estar permanentemente unida en manos de la misma dirección central del partido.

55. En los partidos legales, al igual que en los partidos ilegales, el trabajo ilegal es con frecuencia concebido como la formación y el mantenimiento de una organización cerrada, exclusivamente militar y aislada del resto de la política y de la organización del Partido. Esta concepción es totalmente errónea. En el período revolucionario, la formación de nuestra organización de combate debe, por el contrario, ser el resultado del conjunto de la acción comunista del partido. El partido en su conjunto debe convertirse en una organización de combate para la revolución.

Las organizaciones revolucionarias aisladas de carácter militar, surgidas prematuramente antes de la revolución, tienden demasiado fácilmente a la disolución y a la desmoralización porque carecen en el partido de un trabajo inmediatamente útil.

56. Para un partido ilegal, es muy importante evitar permanentemente que sus afiliados y sus organismos sean descubiertos. Por lo tanto, es preciso cuidar que sean entregados por medio de listas, por imprudencias en la distribución de los materiales o el pago de las cotizaciones. Un partido ilegal no debe utilizar en la misma medida que un partido legal las formas abiertas de organización para objetivos conspirativos, aunque, sin embargo, debe tratar de poder hacerlo cada vez en mayor medida.

Serán adoptadas todo tipo de medidas para impedir que elementos dudosos y poco seguros entren en el partido. Los medios a emplear para hacerlo dependen en gran parte del carácter del partido, legal o ilegal, perseguido o tolerado, en vías de crecimiento o de estancamiento. Un medio que en ciertas circunstancias sirvió con eficacia es el sistema de candidatura. Las personas que desean ser admitidas en el partido lo son en primera instancia como candidatos, previa presentación de dos miembros del partido, y según cómo realicen las tareas que les son confiadas, son admitidos o no como miembros del partido.

La burguesía enviará inevitablemente provocadores y agentes a las organizaciones ilegales. Es preciso llevar a cabo contra ellos una lucha constante y minuciosa. Uno de los mejores métodos consiste en combinar hábilmente la acción legal con la ilegal. Un trabajo revolucionario legal de cierta duración es el mejor modo de darse cuenta del grado de confianza que cada uno merece, de su conciencia, de su coraje, de su energía, de su puntualidad. Así se podrá determinar si es posible encargar un trabajo ilegal que corresponda más a su capacidad.

Un partido ilegal debe prepararse cada vez más contra toda sorpresa (por ejemplo, guardando a buen recaudo las direcciones de contactos, destruyendo por regla general las cartas, conservando cuidadosamente los documentos necesarios, instruyendo conspirativamente a los agentes de enlace, etc.).

57. Nuestro trabajo político general debe estar distribuido de tal modo que ya antes del levantamiento revolucionario abierto se desarrollen y se afirmen las raíces de una organización de combate que corresponda a las exigencias de esta fase. Es particularmente importante que en su acción la dirección del partido comunista tenga en cuenta permanentemente esas exigencias, que trate en la medida de lo posible de planteárselas anticipadamente. No puede, por cierto, tener de ellas una idea exacta y clara, pero esa no es una razón para descuidar el punto de vista esencial de la dirección de la organización comunista.

Si se produce un cambio funcional en el partido comunista en momentos del levantamiento revolucionario declarado, el partido mejor organizado puede enfrentarse con problemas extremadamente difíciles y complejos. Puede suceder que se vea obligado en un intervalo de algunos días a movilizar al partido para una lucha armada, a movilizar, no sólo al partido sino también a sus reservas, a organizar a los simpatizantes y toda la retaguardia, es decir a las masas revolucionarias no organizadas. En ese momento no se tratará de formar un ejército rojo regular. Debemos vencer sin ejército construido de antemano, solamente con las masas colocadas bajo la dirección del partido. Si nuestro partido no está preparado por su dirección organizativa para esta eventualidad, la lucha más heroica será inútil.

58. En algunas situaciones revolucionarias se ha observado varias veces que las direcciones centrales revolucionarias no han actuado a la altura de su misión. En la organización a nivel inferior, el proletariado demostró magníficas cualidades durante la revolución, pero en su Estado Mayor imperaron con frecuencia el desorden, el caos y la impotencia. Algunas veces falta hasta la más elemental división del trabajo, el servicio de información es tan malo que plantea más inconvenientes que utilidad, o el servicio de enlace no es merecedor de ninguna confianza. Cuando se necesita un correo secreto, un transporte, un refugio, una imprenta clandestina, comúnmente sólo se los obtiene a raíz de una fortuita casualidad. Toda provocación por parte del enemigo organizado tiene posibilidad de triunfar.

Y no puede ocurrir de otro modo si el partido revolucionario que detenta la dirección no se organizó previamente. Así por ejemplo, la vigilancia y el descubrimiento de la policía política exigen una experiencia especial, un aparato secreto para el enlace, sólo puede funcionar con prontitud y seguridad luego de un largo entrenamiento, etc. En esos campos de la actividad revolucionaria especial, todo partido comunista legal debe realizar preparativos secretos, por mínimos que sean.

También en este sentido puede ser desarrollado en gran medida el aparato necesario por medio de una acción totalmente legal, si se toman los debidos recaudos durante su funcionamiento para que inmediatamente pueda ser transformado en aparato ilegal. Así, por ejemplo, la organización encargada de la distribución, exactamente regulada, de panfletos legales, de publicaciones y de cartas puede ser transformada en aparato secreto de enlace (servicio de correos, puestos secretos, alojamientos secretos, transportes conspirativos, etc.).

59. El organizador comunista debe considerar anticipadamente a todo miembro del partido y a todo militante revolucionario en su futuro papel histórico de soldado de nuestra organización de combate, durante la época de la revolución. Así puede destinarlo de antemano, en la célula a que pertenece, al trabajo que mejor corresponda con su puesto y su servicio futuros. Su acción actual debe, sin embargo, constituir un servicio útil en sí y necesario para la lucha actual, y no solamente un ejercicio que el obrero práctico no comprendería inmediatamente, pues esta actividad es también en parte un ejercicio tendente a cubrir las exigencias más esenciales de la futura lucha final.