Intereses comerciales y geopolíticos
en la guerra del Golfo

Antes del colapso de la Unión Soviética, las relaciones internacionales estuvieron caracterizadas por una estabilidad relativa, con ocasionales conflictos militares puntuales. Ahora, las condiciones se han transformado del todo. La situación está caracterizada por una extrema inestabilidad económica, financiera, social, política y militar.

El paso de la Unión Soviética al campo imperialista permitió que éste desencadenara la primera batalla de la nueva guerra. Esta guerra del imperialismo contra las masas del tercer mundo marcará, sin duda, todo el siglo veintiuno. Como todo evento que trastorna al mundo entero, la guerra del Golfo saca a la luz verdades hasta el momento ocultas.

1. Terrorismo de Estado con alta tecnología

Primera verdad. Todos los países imperialistas están listos para utilizar contra el tercer mundo, como contra Iraq, las tecnologías más sofisticadas. Es un terrorismo de Estado de los más bárbaros y más inhumanos. Ciento diez mil vuelos, 200.000 toneladas de TNT arrojadas en seis semanas. Desde los primeros días, las centrales eléctricas de Bagdad fueron destruidas. Sin electricidad, el sistema de aprovisionamiento de agua se detuvo. Se extendieron las epidemias, miles de niños murieron de diarrea.

Ramsey Clark, ex ministro de Justicia de los EU, afirmó que los aliados saquearon la única fábrica de leche en polvo de Bagdad, arrasaron los barrios residenciales de Basora y aniquilaron numerosas ciudades pequeñas en el Sur. "Los bombardeos, dijo, son bárbaros, brutales y racistas. Su fin es destruir la vida civil y económica de Iraq". Centrales nucleares civiles fueron bombardeadas. Los misiles crucero y bombas con gasolina fueron experimentados en humanos.

El 22 de febrero, Iraq aceptó retirarse sin condiciones de Kuwait. En septiembre, Mitterrand había proclamado: "Cuando Iraq afirme su intención de retirar sus tropas, la comunidad internacional garantizará el retiro de sus tropas". Mentira. Después del 22 de febrero, miles de soldados iraquíes que se rindieron, fueron fríamente abatidos, según un psicólogo militar de los EU.

El lunes 25 de febrero, una columna de siete kilómetros de largo deja el Kuwait hacia Safwan. La aviación aliada bombardea de forma salvaje a estos hombres indefensos, llevando a cabo una carnicería sin precedentes. Diez mil muertos quedaron sobre la ruta. Algunos pilotos se negaron a participar en esta masacre. El mismo 25 de febrero, Bagdad fue atacada con una violencia inusitada, gracias a nuevos tipos de bombas ultrapotentes.

Después de la victoria de los agresores y el retiro de Iraq de Kuwait, el embargo contra Iraq sigue en vigor. El hambre amenaza. Por falta de agua, la cosecha de junio se perdió. La gente muere por decenas de miles, según un médico norteamericano. La Cruz Roja evoca la amenaza de una catástrofe sanitaria de proporciones inmensas . El enviado de la ONU dijo que los bombardeos de las infraestructuras habían provocado un verdadero apocalipsis.

2. La democracia occidental sostiene la barbarie imperialista

De paso, hemos repasado una segunda verdad que se desprende de esta guerra criminal. En Estados Unidos los partidos demócrata y republicano, en Europa los partidos socialcristianos, liberales, nacionalistas, conservadores y socialistas participaron todos en la agresión. La democracia occidental muestra así que es pluralista para las fuerzas que sostienen la barbarie imperialista.

3. Recolonización económica, política y militar

Y enseguida abordamos una tercera verdad. Las condiciones de rendición impuestas a Iraq, demuestran que la recolonización económica del tercer mundo ya está siendo completada por su recolonización política y militar. Regresamos al esclavismo colonial.

Iraq debe destruir todas sus armas químicas y sus misiles, mientras las potencias se lanzan en una nueva escalada de fabricación de armas tecnológicas de destrucción masiva. Occidente prohibe a Iraq todo desarrollo tendiente a producir armas nucleares. Pero las potencias coloniales se llenan de armas nucleares que no dejan de perfeccionar. Además, el Estado expansionista de Israel también las produce e incluso amenazó con utilizarlas contra Iraq.

Finalmente, Iraq, país aniquilado por los aliados, será amputado de una parte importante de sus ingresos petroleros para resarcirle los daños a Kuwait, destruido por los bombardeos occidentales.

4. Los derechos humanos, una farsa en boca de los imperialistas

Cuarta verdad que aprendemos de la guerra del Golfo. Los derechos humanos y la democracia son, en boca de los imperialistas, una farsa utilizada para cubrir el terrorismo de Estado, las masacres, los asesinatos y la dominación colonial.

A pesar de la campaña de propaganda que hoy despliegan Washington y Londres, los imperialistas vieron con buenos ojos y apoyaron al dictador en Bagdad, a quien armaron y financiaron mientras les sirvió para sus propósitos, como contrapeso a Irán, el cual era visto como el mayor enemigo en el área hasta la invasión de Kuwait. Sólo cuando Sadam decidió tomarse Kuwait en 1990, cambiaron su actitud. De repente "descubrieron" que Sadam Hussein era un dictador, un monstruo inhumano, que "hacía la guerra contra su propio pueblo".

Todo esto era un intento de incentivar la hostilidad contra Iraq y preparar a la opinión pública para la guerra del Golfo. No tenía nada que ver con la defensa de la soberanía de Kuwait, sino que estaba dictado por el hecho de que los EU no podían permitir que Sadam Hussein se apoderara del petróleo de Kuwait, lo cual le hubiera dado un dominio aplastante en el Golfo Pérsico, amenazando la posición de los aliados claves de EU: Arabia Saudita y las otras monarquías feudales reaccionarias del Golfo.

Basándose en el temor de esos líderes árabes reaccionarios, y los intereses creados de las otras potencias occidentales por el petróleo árabe, Washington tuvo éxito al reunir una "coalición" que sirvió como hoja de parra para cubrir su agresión. Todas las fuerzas de la máquina de propaganda se emplearon para mentir, engañar y manipular a la opinión pública sobre la verdadera naturaleza de esta guerra.

La opinión pública occidental fue alimentada con una imagen "saneada" del bombardeo aéreo que fue presentado como una operación quirúrgica virtualmente incruenta en la cual las "bombas inteligentes" distinguían entre los objetivos militares y la población civil. Esta mentira ha sido desde entonces explotada completamente. La campaña de bombardeo fue una matanza masiva de una escala sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Al menos 100.000 hombres, mujeres y niños fueron asesinados para expandir los intereses de los imperialistas de EU y los barones del petróleo.

¿Cuál fue el propósito de este ejercicio? Ni más ni menos que asegurar el poder militar aplastante de EU, e intimidar y aterrorizar a las masas, no sólo en el Medio Oriente, sino en todo el tercer mundo. El mensaje de Washington fue brutalmente claro: "¡Hagan lo que decimos o mueran!". Mientras alarmaban sobre el "terrorismo", en la práctica los imperialistas acudieron a la forma de terrorismo más cruel, destructiva e indiscriminada al bombardear poblaciones enteras.

Con tan civilizados y cristianos medios, los defensores de los valores occidentales lograron poner a Iraq de rodillas. Sin embargo, la historia de la guerra moderna demuestra que para ganar una guerra el solo poder aéreo es insuficiente. Las tropas de tierra deben ocupar el territorio enemigo y obligarlo a someterse a su voluntad.

Desde la derrota norteamericana en Viet Nam, el Establecimiento militar y el Congreso de los EU se han negado a comprometer tropas de tierra en cualquier parte del mundo. Por eso, después del colapso del ejército iraquí, no avanzaron sobre Bagdad, aunque no había nada que los detuviera realmente. Ellos sabían muy bien que una cosa era ocupar Bagdad y otra muy diferente contener a todo el pueblo iraquí por cierto tiempo. Con todo su poder, el ejército de los EU no hubiera podido soportar la resistencia del pueblo iraquí.

Por miedo a tal situación, los EU dudaron y perdieron la única oportunidad que tuvieron de eliminar a Sadam Hussein. Esperaban que Sadam permaneciera debilitado o incluso que fuera derrocado por generales disidentes o por los kurdos y chiítas. Sin embargo, impusieron las "zonas de exclusión aérea", una clara violación a los derechos soberanos de Iraq sobre su propio espacio aéreo. No satisfecho con esto, Washington decidió someter al pueblo iraquí a los horrores del hambre a través de un bloqueo económico.

Como resultado, todo lo que ha logrado Washington es fortalecer la posición de Sadam Hussein. Cada humillación de Iraq sólo ha servido el mismo propósito. Ha unido al pueblo árabe alrededor del dictador de Bagdad de una manera que su propia máquina de propaganda no lo hubiera podido hacer nunca. Es visto como un héroe y un luchador contra el imperialismo, aunque no es ni lo uno ni lo otro.

Los defensores norteamericanos de los derechos humanos intentaron eliminar a Sadam Hussein y la dirección del Baath bombardeando los refugios de Bagdad y así mataron a 400 civiles en Ameria.

Los norteamericanos califican de dictador a todo dirigente del tercer mundo que sea nacionalista y antiimperialista. Sin embargo, en la tierra de Sadam Hussein hay más democracia para el pueblo trabajador que en Turquía y Arabia Saudita, las dos puntas de lanza de los EU.

Al contrario de lo que pasa en Iraq, los kurdos no son reconocidos en Turquía como nacionalidad, no tienen escuelas, ni prensa, ni radio, ni TV. Arabia Saudita es dirigida por decreto por una monarquía medioeval, no hay elecciones, ni parlamento, ni constitución, ninguna religión es tolerada aparte del Islam, las mujeres no tienen ni siquiera el derecho a manejar carro. ¡Pero las multinacionales norteamericanas nos hacen creer que destruyen a Iraq porque Sadam es un dictador!

5. El imperialismo rechaza la soberanía del tercer mundo

Quinta verdad. El deber de injerencia es la consigna bajo la cual el imperialismo rechaza la soberanía de los países del tercer mundo y desmantela el derecho internacional para reemplazarlo por uno arbitrario de tipo colonial.

Durante todo el periodo de la conquista colonial, los agresores, para abatir los poderes que se les resistían, se aliaban con ciertas tribus. Hoy en día, Israel y los aliados se sirven de algunos kurdos para tratar de derrocar el régimen de Sadam Hussein.

¡Y todos los asesinos, los Bush, los Major, los Mitterrand, sobre todo, reivindican su deber de injerencia a nombre de las razones humanitarias! Los medios de comunicación, que aceptaron seis semanas de censura y desinformación militares, se vuelcan hacia el Kurdistán para reportarnos la miseria humana. Y sus imágenes verdaderas se convierten en mentiras.

Escondieron los horrores de los bombardeos asesinos que mataron a 60.000 civiles iraquíes y 150.000 soldados, escondieron la miseria de un millón de trabajadores yemeníes expulsados de Arabia Saudita, escondieron la miseria de un millón cien mil refugiados llegados a Jordania. Pero hacen creer que el mayor desastre es el que cae sobre los kurdos, entrenados de forma criminal por la CIA y el Mossad para una insurrección proamericana.

Veinticinco mil soldados americanos, ingleses y franceses invaden el norte de Iraq, ocupan ciudades para crear enclaves coloniales. Le prohiben operar al ejército y al gobierno iraquí, pisoteando la soberanía de ese país. Una agresión que comenzó a nombre de la defensa de los derechos de Kuwait, termina por el desmonte de todo el orden jurídico internacional.

Los criminales que acaban de destruir un país y de masacrar más de doscientos mil de sus habitantes, se atribuyen un deber de intervención, a su arbitrio, para poner en duda la soberanía de todos los países del tercer mundo.

6. La anexión de Kuwait... a Occidente

Sexta verdad. La guerra del Golfo no tenía como objeto la independencia de Kuwait, sino más bien su separación del mundo árabe, su anexión como una especie de 51º estado americano y el acaparamiento de sus riquezas por parte de Occidente.

Los centenares de miles de millones de dólares que ganan Kuwait y los otros emiratos pasaron a las cajas americanas y europeas por medio de la compra de cantidades de armas ultrasofisticadas, por medio de la reconstrucción de la región, por medio de la compra de productos alimentarios; una parte será invertida, bajo control americano y europeo, en los países árabes proimperialistas para sostener y corromper a la gran burguesía colaboradora.

La guerra para hacer aplicar las resoluciones de la ONU sobre Kuwait tenía por objeto impedir la aplicación de las resoluciones de la ONU sobre Palestina. Con Iraq destruido, la posición de los palestinos fue debilitada. Los imperialistas no mencionan para nada la resolución 181, que cuarenta y cuatro años atrás preveía la partición de la tierra palestina. Bush llevó a los Estados árabes que marcharon contra Iraq, a firmar la paz con Israel. Después, EU impuso a los palestinos una capitulación que los encerró en un mini-Estado invivible y sin defensa efectiva.

7. El imperialismo amenaza al tercer mundo

Séptima y última verdad que aprendemos de la guerra del Golfo. Occidente está listo para movilizar todos sus capitales y todas sus tecnologías para perpetuar su imperio de explotación y de terror; el imperialismo se ha convertido en un sistema inhumano y diabólico cuyo sostenimiento es incompatible con la supervivencia de varios miles de millones de personas en el tercer mundo.

En diez años, los norteamericanos desembolsaron 3 billones de dólares para desarrollar una alta tecnología de la muerte. Hizo sus pruebas en la aniquilación de Iraq y todos los partidos se felicitaron. Tres billones de dólares, el doble de la deuda que ahoga todo desarrollo auténtico en el tercer mundo.

Para arrasar un país relativamente desarrollado del tercer mundo, no dudó en gastar 60 mil millones de dólares. Pero el mundo no encuentra recursos para sacar a 800 millones de personas de la pobreza absoluta, para combatir la malaria, la tuberculosis, el cólera y todas las otras enfermedades de los pobres que causan cada año millones de muertes.

Por las deudas, los bajos precios de las materias primas, el cierre de sus propios mercados y por la invasión salvaje de los mercados del tercer mundo, el imperialismo hará la vida imposible para la población de Africa, América Latina y Asia, que se doblará hacia el año 2015.

Y si un pueblo del tercer mundo escoge la vía de la independencia y del desarrollo autónomo, el imperialismo no retrocede ante ningún crimen para hacerlo arrodillar. Si Iraq fue bombardeado hasta ser llevado a la era preindustrial, Nicaragua fue desangrada por los contras y la CIA.

La Comunidad europea y el nacimiento de una superpotencia

En la guerra del Golfo, toda la reacción occidental se unió por un odio común contra el movimiento nacionalista árabe, como lo había estado en la guerra de terciopelo que puso fin al socialismo en el Este. Sin embargo, una segunda guerra, secreta, fue entablada en el Medio Oriente, entre los Estados Unidos y la superpotencia europea naciente.

En posición de debilidad en el dominio económico con relación a Japón y Alemania, los Estados Unidos buscaron la guerra en el Golfo. Su fin era arrancar los enormes mercados del Medio Oriente, gracias a su supremacía de superpotencia militar única.

Después de haber devastado todo el Medio Oriente en una furia de fuego y de sangre, los Estados Unidos acapararon mercados de cientos de miles de millones de dólares: los mercados del armamento más sofisticado, en primer lugar, contratos por 40 mil millones de dólares ya en negociación , los mercados de la reconstrucción, estimados en 100 mil millones de dólares, los mercados agrícolas que los Estados Unidos querían robar a los europeos.

Matando árabes a una escala industrial, los Estados Unidos buscaron también consolidar la OTAN. Su monopolio de la violencia ilimitada debe convencer a los aliados de mantenerse tranquilos, bajo el mando americano, en el seno de la OTAN. Por este canal, los americanos quieren tener la primera palabra en los problemas políticos y económicos del mundo imperialista.

La liquidación de la OTAN es la primera reivindicación de todas las fuerzas que aspiran a la paz y la independencia de parte del mundo. Pero considerar a los Estados Unidos como único líder de la barbarie y deplorar la impotencia de Europa es quedarse atrás en el camino. Francia, Inglaterra y Alemania guerreraron de buena gana en el Golfo porque encontraron allí la ocasión de presentar a Europa como futura superpotencia política y militar.

Ahora comprendemos mejor lo que significa la unidad política de Europa. La guerra del Golfo mostró a la burguesía europea que debe tener una sola voz si quiere imponerse en el mundo árabe. En la nueva epopeya colonial, Europa no podrá establecer su dominación política, económica y militar si no se une.

Como la unidad política apunta a conquistas exteriores, significa militarización. La destrucción de Iraq hizo avanzar la unidad militar de Europa. Para desprenderse sutilmente del abrazo de la OTAN, la burguesía europea acordó una política militar al seno de la Unión de Europa Occidental, UEO. Así, la pretendida ayuda humanitaria a los kurdos fue un magnífico pretexto para impulsar la militarización de Europa.

El gobierno holandés, que se decidió por la OTAN, lo vio claro: La coordinación de la ayuda a los kurdos, dijo, no era sino un pretexto para subordinar la UEO a la Comunidad Europea .

La Comunidad Europea decidió la creación de una Fuerza europea de intervención rápida que actuará por cuenta de la OTAN en la zona de la Alianza, pero que hará la guerra bajo la bandera de la UEO en el resto del mundo.

Europa, superpotencia militar, será sin duda construida bajo la hegemonía de los revanchistas alemanes. ¿Alguien recuerda los llamamientos de Hitler para la formación de una Europa unida bajo dirección nazi para el combate antibolchevique? Los sucesores de Hitler dominan ya económica y financieramente la Comunidad Europea, extienden su control sobre toda la Europa del Este. Con el tiempo, nada va a detener la supremacía militar de Alemania sobre Europa.

La integración política y militar de Europa es también la única vía que le permite al imperialismo alemán tener acceso a las armas nucleares que ingleses y franceses guardan celosamente. Europa unida será una formidable máquina de guerra contra el tercer mundo, contra los pueblos de Europa del Este y operará bajo la dirección de los alemanes. La gran victoria de la barbarie occidental en el Golfo y todo este alboroto alrededor del deber de injerencia, anuncian nuevas guerras.

La guerra que nunca terminó

El último ataque de misiles de EU contra Iraq señaló que la Guerra del Golfo de 1991 está lejos de haber terminado. Los imperativos que impulsaron a George Bush a golpear duramente a Iraq en enero de 1991 todavía están vigentes en la Casa Blanca de Clinton.

Las estrategias verbales de los dos presidentes fueron casi idénticas: Las justificaciones de Clinton empezaron con el énfasis en los derechos humanos, evolucionaron hacia el interés nacional, pasaron por el cumplimiento de la obligación como superpotencia de no dejar ciertos actos impunes, y terminaron con la necesidad de lograr una ventaja estratégica a largo plazo en los ámbitos regional y global.

El 3 de septiembre, el Secretario de Defensa William Perry admitió que el asunto tenía dimensiones globales y regionales, e iba más allá de los kurdos: "El asunto no es simplemente el ataque iraquí a Irbil... Es el peligro claro y presente que Sadam Hussein significa para sus vecinos, la seguridad y la estabilidad de la región y el tráfico de petróleo para el mundo". Lo que no se dijo fue cómo la actuación del Ejército iraquí en el norte entre dos grupos rivales kurdos se relacionaba con esta amenaza colosal.

A pesar del cambio casi diario de justificación para el ataque con misiles, no hubo un debate en la arena pública de los EU, ya que la retórica presidencial, la exhibición de fuerza de los congresistas y los pronunciamientos "troperos" de los expertos en defensa consultados por los medios para analizar los hechos, ocultaron o disfrazaron los asuntos principales.

No hubo ninguna opción diferente a la desinformación, que apareció tan coordinada que genera serias dudas sobre el significado real de una "sociedad abierta" y una "prensa libre".

Los conflictos del Medio Oriente, como los de otras regiones, ya no son extensiones de la Guerra Fría. La Guerra del Golfo de 1991 fue un evento definitivo, que señaló el comienzo de un conflicto Norte-Sur por los recursos. Los poderes regionales ambiciosos y potencialmente independientes deben ser reducidos a sus "justas proporciones", especialmente en la región del Golfo donde las reservas petroleras son abundantes y baratas.

Sadam Hussein es un blanco fácil debido a su registro atroz de derechos humanos y su bajo cociente intelectual en política internacional. Por lo tanto logró simplificar las tareas de George Bush y Bill Clinton. Iraq era una nación del tercer mundo bastante bien desarrollada con infraestructuras civiles y militares sofisticadas. Cualquier otro líder al timón de Bagdad hubiera atraído la cólera de los Estados Unidos, aunque no con la misma facilidad.

Para sostener la preeminencia de EU sobre todos los posibles competidores de mercados, países como Iraq deben ser reducidos a proporciones manejables. El axioma de la política de EU, que guió a Bush, no ha sido alterado por la Administración Clinton.

No sólo la última acción militar de EU aseguró que las capacidades militares de Iraq fueran más restringidas debido a la reducción del espacio aéreo para los pilotos iraquíes, sino que también demostró que la soberanía de Iraq no tiene sentido. La zona de exclusión aérea del sur se extiende desde la frontera de Kuwait hasta las vecindades de Bagdad. Los pilotos de EU y británicos podrán volar con total impunidad hasta las goteras de la capital.

Esta reafirmación de la hegemonía de los EU representa una etapa avanzada en busca de la "contención dual", una política impulsada por Israel y su lobby en Washington sobre las administraciones Bush y Clinton. Así, al mantener a Iraq bajo presión constante los EU estarán en una posición estratégica para contener e intimidar a Irán, un país que es visto por Israel como amenaza estratégica a largo plazo.

Con la contención dual en operación, los EU esperan aislar aún más a Siria y ejercer presión sobre Hafez Al-Asad para que acepte las exigencias de Israel, y también se trata de influenciar el balance al interior de Turquía a favor de los militares proisraelíes y prooccidentales sobre los políticos islámicos y la oposición comunista kurda.

En suma, los EU buscan intimidar a todos los movimientos de oposición en la región, a los que se refiere como terroristas, sin tener en cuenta si están basados en la sociedad civil o asociados con las políticas del gobierno. Irán, Siria, Libia, Iraq, Sudán y los grupos islámicos son puestos "en el mismo costal" como los últimos bastiones contra los designios de EU e Israel en la región.

El arsenal de los EU ha incluido variedad de armas, incluyendo listas de terroristas y embargos de la ONU, pero en el caso de Iraq también misiles crucero, tomahawks, B-52s y otras armas capaces de tener al país en un perpetuo estado de sumisión.

Mientras Sadam Hussein esté en el poder, los Estados Unidos podrán justificar su presencia militar en el área y la recolonización de la región del Golfo. De esta manera la némesis de Washington justifica una política de postguerra fría de mayor contención, diseñada para ampliar las ambiciones de EU y permitirle a los aliados regionales de EU dominar su oposición. Los beneficiarios de esta estrategia son en primer lugar Israel, con los militares turcos en segundo lugar y la monarquía jordana en un distante tercer lugar.