Red Palante!Colectivo León Zuleta

Una visión poco interesada sobre los homosexuales en Cuba

Por: Larry R. Oberg
Resumen Latinoamericano
No 55. septiembre-octubre 2001

En el pasado año el bibliotecario estadounidense Larry R. Oberg, ha permanecido casi tres meses en Cuba, en dos diferentes oportunidades, la mayor parte en La Habana, pero también en otras ciudades, entre ellas Santiago de Cuba. Fue importante para él, como homosexual, conocer en la mayor medida de lo posible todo sobre la vida de los homosexuales y lesbianas en Cuba. Lo que encontró estuvo en agudo contraste con la imagen de la vida homosexual en Cuba que describe el fallecido escritor cubano Reinaldo Arenas en sus textos, y que recientemente fueron llevados a la pantalla en una deplorable película anticubana protagonizada por Javier Bardem. Esto es lo que vio Oberg en la Cuba de hoy.

La visión de Arenas puede quizás corresponder con la realidad de la década de los años 60 ó 70 -no puedo afirmar que lo sé a ciencia cierta- pero sospecho que eso fue considerablemente exagerado tomando en cuenta la afirmación fantástica de Arenas de que mantuvo relaciones con 5.000 muchachos durante dos años, lo cual no es confiable. Y si vamos a creerle, cada joven en la Isla entre los 15-22 años de edad habría estado preparado para lanzarse sobre él en forma permanente; quizás sí, ¿quién sabe?

Antes de mi visita leí “Machos, maricones y gays: Cuba y la homosexualidad”, del canadiense Ian Lumsden. Este es apenas partidario de la Revolución y da una imagen bastante crítica de la historia de la homosexualidad en Cuba desde los primeros años de la Revolución hasta la situación actual en la Isla. Es una introducción muy útil. Vi también el film “Gay Cuba” que fue hecho en 1995. El mismo está compuesto de una serie de entrevistas con homosexuales y lesbianas que hablan abiertamente sobre sus vidas. Uno de los productores del film, que también es entrevistado en el mismo, me dio provechosas referencias acerca de la película.

Lo que encontré en Cuba fue una sociedad gay que en muchos aspectos recuerda la sociedad de Norteamérica, pero que también tiene diferencias. En primer lugar no existen en Cuba leyes discriminatorias de los homosexuales –esto en total contraposición a los Estados Unidos, donde cada vez son más los estados que mantienen antiguas leyes sodomitas y donde se legislan muchas otras nuevas leyes represoras.

He hablado –dicho literalmente- con cientos de homosexuales en Cuba y no he encontrado a ninguno que se considere perseguido por las autoridades. Han sido reportados casos particulares de personas que discriminan y existe una gran amargura por la actitud machista que persiste porfiadamente en ciertos niveles de la sociedad cubana, posiciones que reafirman fuertemente los roles tradicionales y los prejuicios contra los homosexuales en capas amplias de la población. Pero nadie habló de represión activa y sistemática por parte de las autoridades.

Una de las preguntas frecuentemente realizadas por mí fue: ¿te sientes con valor para tomar a tu pareja de la mano en plena calle? Cerca del 80% de las respuestas fueron afirmativas. Muchos dijeron también que acostumbran ir de la mano, -no es raro ver a dos hombres o mujeres de la mano en La Habana- pero algunos dijeron también que de inmediato se soltarían ante la presencia de un policía. No en forma diferente a lo que se hace en las sociedades del Norte, en Cuba también se reclutan policías machistas y que ven con malos ojos a los homosexuales. Pero quiero dejar claro: ningún homosexual con los que hablé hizo mención a represión de las autoridades, aunque muchos de los más viejos hablaron de los “antiguos malos tiempos”.

Creo que es importante colocar en su marco esa práctica anterior de Cuba de reprimir a los homosexuales. Por ejemplo, hace 35 años, se perseguían cientos de homosexuales hombres en Boise, Idaho y eran arrancados de sus hogares y sus familias, encarcelados en una de las peores acciones de la historia. El estado de Florida tiene también una terrible lista de méritos en cuanto a la represión de homosexuales y tan sólo hace diez años la policía mantuvo bajo vigilancia un parque en Adrián, Michigan, y arrestó a 30 hombres en sus hogares, delante de sus mujeres e hijos, y en una parte de casos nietos. Casos que salvo una sola excepción, se trataban de hombres casados que se identificaron como heterosexuales.

La historia pasada de Cuba no es quizás mejor que la nuestra, ni nada de la que sentir orgullo, pero mi experiencia es que los homosexuales en Cuba hoy están en mejores condiciones que en cualquier otro país latinoamericano (alcanza con mirar las estadísticas de los asesinados en Río) y hasta mejor que en muchos estados de nuestros EE.UU.

Una de las cosas que más me sorprendió en Cuba durante mi visita fue la vitalidad de la cultura y del intercambio intelectual, sobre todo en La Habana. El tema de la homosexualidad es abordado en teatros, conferencias y conciertos. Por ejemplo vi recientemente una pieza de teatro que se llama “Muerte en el bosque”, sobre la investigación en torno a la muerte de un “travesti” puesta en escena por Teatro Sótano en Vedado. Durante la investigación policial se ponen al desnudo los prejuicios existentes en distintos niveles de la sociedad contra los homosexuales, (la presentación ofrece también un show en la pausa).

En un marco más frívolo puede nombrarse el grupo “La Danza Voluminosa” (voluminoso en el sentido de gordo) que puso en escena una divertida y dramática versión en ballet de “Fedra”, de Racine, en la que el papel de Fedra es bailado por un hombre. También una versión unipersonal de “Fresa y Chocolate” fue realizada la temporada pasada. Debe mencionarse de paso que durante el Festival Internacional de Cine Latinoamericano, en diciembre de 2000, una gran parte de las películas latinoamericanas participantes tenían como tema la homosexualidad o referencias a la misma.

En La Habana no es difícil encontrar restaurantes dirigidos por homosexuales, o con clientela homosexual. Probar por ejemplo la elegante cocina francesa de la “Chansonnier” o de “La Guarida”, ubicado en el departamento donde se filmara “Fresa y Chocolate”. El elogiado o desconocido, “Fiat Bar”, en el Malecón, atrae a cientos de jóvenes maricones que en los fines de semana se desparraman por la rambla de La Habana y a lo largo del murallón contra el mar.

Resumiendo creo que lo que he querido es contribuir al conocimiento del marco general. Marco que nos aclara la discusión sobre la “Biblioteca” y otros fenómenos que Kent & Co -portavoces de los grupos que en Cuba se hacen llamar “Biblioteca Independiente” (N de R: Discusión por Internet) y que están financiados con recursos norteamericanos-, intentan ilustrar. Marco de referencia que Kent intenta evitar. Insistiendo en la discusión sobre una “libertad intelectual” libre de las manchas de la realidad del mundo él puede colocar bien alto el listón para Cuba y encontrar fácilmente las carencias. Se debería hacer lo mismo con cualquier otro país.

Personalmente, yo no creo que contribuya para nada comparar a Cuba con un ideal abstracto, con el cual ningún otro país en el mundo se identifica y menos el mío. Sería más fructífero colocar esta pequeña isla nación en el rico marco actual que corresponde. ¿Cómo se encuentra Cuba en comparación con otros países latinoamericanos? ¿Cómo se encuentra Cuba en relación a nuestro propio país? ¿Cuántos avances se han producido en Cuba en los últimos cuarenta años en diferentes áreas, donde se incluyen la libertad intelectual y el acceso a la información? A partir de esto la imagen que surge de Cuba es totalmente diferente a la de Kent.

La cultura homosexual en Cuba pudo haber estado reprimida hace treinta años. ¿Dónde, en qué otro lugar, era diferente en ese tiempo prehistórico? Sin embargo no es verdad hoy. Verdaderamente sería impensable que “Out Magazine” (una revista sobre nuevas tendencias y corrientes) presentara La Habana como “el actual sitio de moda de los homosexuales” si en Cuba hubiera tanta represión como afirman los colegas de Kent.