Crítica
cinematográfica |
Billy Elliot
me encantó. Quizás
alguien señala el asunto homosexual que toca la película.
Claro, ser sensible con el tema homosexual está de moda. Sin embargo, quizás avergonzado por esta utilización fácil y su poca profundización del tema, crea escenas memorables llenas de ritmo interpretativo y de belleza visual: la escena de los obreros descendiendo a la mina, las escenas de la policía persiguiendo a los trabajadores (paracen sacadas de videos de los Madness), las imágenes de los trabajadores contra los esquiroles... (y pocas más, desgraciadamente) son dignas de elogio. Según
el dicho popular "más vale una imagen que mil palabras".
Estas escenas deberían haber llegado a todo el público de
ese que va a ver las pelis nominadas a los Oscar (para luego poder ir
de entendido en cine en las cenas de rigor), pero desgraciadamente impresiona
más un tutú y la cara enfermiza de un niño con zapatillas
de ballet, que alguien que se encierra en lo más profundo de la
tierra sin luz toda su vida para arrancar de Natura la poca riqueza que
le queda para cuatro espabilados. Aún hay muchos niños bailarines en todo el mundo, muchos trabajadores oprimidos, muchos homosexuales incomprendidos. ¿Nosotros que tenemos más que los vecinos de la sencilla ciudad de Billy damos o hacemos algo por ayudar a alguien? Que cada uno se mire dentro. Por supuesto
que como buena ambientacion de los años ochenta, no puede faltar
la estética obrera inglesa con Martens, polos Fred Perry, donkey
jackets mezclada con el boxeo y con los Clash, T Rex o The Jam.
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